miércoles, 29 de diciembre de 2010

La educación en Veracruz ¿hacia dónde?

En días pasados se dieron a conocer los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), en los cuales, como ya sabemos; no nos fue tan bien.

De estos resultados habla el Secretario de Educación en Veracruz, Lic. Adolfo Mota Hernández, quien en sus declaraciones a diversos medios de comunicación únicamente exclamó que: “somos los menos malos de los peores” a nivel nacional.

De este hecho, nos llama la atención a los que nos interesa la educación en Veracruz y en México, que nuestras autoridades, se tomen con tanta ligereza el diagnóstico emitido por este organismo internacional, justificándose que se trata de una prueba estándar, que no se ha ajustado a la realidad de las escuelas en México. Lo cierto es que, independientemente de las críticas y los análisis técnicos, pedagógicos, didácticos, sociales, etc., la prueba PISA, nos muestra una realidad que no hemos querido reconocer, a sabiendas que nuestros estudiantes egresan sin cubrir el mínimo de conocimientos para la vida laboral o, en el menos malo de los casos, parafraseando a Mota Hernández, para la vida académica superior, donde también hay un sin número de profesionistas escasamente preparados engrosando las filas del desempleo.

Ya el pasado 19 de octubre, con motivo del 50 aniversario de la creación de OCDE, el Presidente Felipe Calderón Hinojosa, declaró que se implementarán las recomendaciones emitidas en materia educativa como resultado de la firma del Acuerdo de Cooperación México-OCDE para la Mejora de las Escuelas Mexicanas. En el documento Mejorar las Escuelas: estrategias para la acción en México, el organismo dirigido por el mexicano José Ángel Gurría hace quince propuestas para superar los pobres resultados que ahora se conocen.

Hacer énfasis en los escasos resultados de los alumnos y tomarlos como indicadores del funcionamiento del sistema educativo, nos obliga a mirar hacia el magisterio, a quien se le otorga la categoría de ser la solución y la raíz del problema al mismo tiempo. Desde esta perspectiva, se pone en desventaja a un sector olvidado en las últimas dos reformas educativas, donde se le ha considerado un mero aplicador del programa y, que ha sido abandonado por sus representantes sindicales, dejando que cada día se vulneren sus derechos laborales.

Hay que reconocer que las estrategias emprendidas hasta el momento no han arrojado los resultados esperados, ejemplo de ello son los procesos de selección y contratación de maestros, los cuales, se han visto corrompidos, donde la influencia de las agrupaciones sindicales sobrepasa los objetivos por los cuales fueron creadas, a tal grado que en ocasiones, determinan éstas, los procesos, métodos e instrumentos para la contratación de los maestros.

Otro aspecto importante que se tendrá que estudiar de manera exhaustiva es la carga administrativa para los docentes, la cual, se ha venido generando con cada “reforma educativa” y “programa innovador”, donde los maestros sólo las ven manifestadas en nuevos formatos que llenar, información duplicada y reiterativa que se les solicita cada inicio, intermedio y fin de cursos; desviando su atención, dejando muchas veces los grupos sin asesoría y en el peor de los casos, los lleva hasta la suspensión de las clases. Por si fuera poco, al incumplimiento de estas tareas el maestro es sancionado, señalado y afectado en sus pocos ingresos.

Podemos seguir mencionando ejemplos de aspectos débiles en la educación, los cuales están a la orden del día; pero no es nuestra intención encasillarnos en decir que todo está mal. Lo que pretendemos es manifestar que como ciudadanos estamos pendientes de las condiciones en que se prestan los servicios de educación para nuestros hijos; que estamos dispuestos a participar en un verdadero proceso de innovación educativa; que reconocemos que la educación es el camino hacia el desarrollo y el progreso.

Para la educación en Veracruz, se pronostican tiempos difíciles si nuestras autoridades no asumen su responsabilidad y; la ciudadanía, como siempre, pagaremos muy cara la factura en un futuro no muy lejano, donde con un bajo perfil de egreso de nuestros estudiantes lo único a lo que podemos aspirar es a más pobreza, más desigualdad social, más desempleo e inseguridad.

El reto está en la mesa, hay que reconocerlo, analizarlo, estudiarlo, comentarlo, debatirlo, ponerlo en la opinión pública y hacer propuestas; ya hay avances y contamos con el mejor de los aliados, el maestro. Ojalá, que a la hora de la toma de decisiones para la elaboración de las políticas públicas que nos guiarán los próximos seis años se invite al diálogo a todos los protagonistas, y por qué no, también a los que no lo somos.